domingo, 31 de diciembre de 2017

¡¡ Bienvenido 2018 !!

Por fin se va el 2017. ¡Qué ganas tengo! y mira que lo empecé con ilusión, después de lo esaborío que salió el 2016. Como ya os contaba hace un año, me parecía un número precioso lleno de promesas, y mi gran deseo y propósito era ser feliz y poner paz en mi corazón.

El caso es que lo empecé muy bien, con mucha ilusión, haciendo mi gimnasia matutina todos los días, cuidándome y admirando y agradeciendo los pequeños regalos que la vida nos pone a cada momento por delante, pero el año se ha ido encargando de ponerme las cosas difíciles y enseñarme a base de palos, y poco a poco fui perdiendo las ganas de hacer gimnasia, de cuidarme, de acordarme de poner la anhelada paz en mi interior, aunque eso sí, he aprendido mucho


El número tan bonito era mera fachada para un año que me ha enseñado a qué huele el queso, echando abajo todo mi sistema de valores, un año de sentimientos enfrentados, cuando en la semana de duelo por mi suegro tuve que actuar en solitario bailando sobre un escenario y cantar sonriente mientras mi espíritu andaba por otros derroteros, un año de sentir rechazo y darme cuenta de que nadie es imprescindible, y no es que fuera nada nuevo, pero a veces se saborean las cosas de otra manera.

También ha sido un año de mucho aprendizaje, sobre los seres humanos (esos animales tan raros), sobre la importancia de quererme a mí misma y vivirme con autenticidad, sobre la esencia de la vida, que no es otra cosa que un gran parque de atracciones en el que hacemos experiencias de lo más variopinto y en el que se pone a prueba nuestra forma de tomarnos las cosas, para al final darnos cuenta de que lo único que importa, lo único que tenemos, es el momento presente, y que la vida nos trae en cada momento todo lo que necesitamos para vivirlo (si no no estaríamos ahora vivos). Y otra cosa que he aprendido es a dar las gracias, cada noche cuando me acuesto le doy las gracias a mi cama y me doy cuenta de la suerte que tengo de poder dormir calentita, sin hambre, con un techo sobre mi cabeza (y muchas cosas más).

El nuevo año está ya aquí, por todas partes oigo y leo el deseo de ser feliz, el mundo está ansioso de felicidad y de alegría, no una alegría efímera y vacía, sino una alegría desde dentro, una alegría que brota de la paz interior (y exterior, que depende siempre de la interior). Por eso mi deseo para el 2018 es aprender a valorar las cositas pequeñas y sentir esa alegría, y como dice mi hermana, por puras matemáticas salimos ganando, porque las cosas pequeñas abundan más 😊.

¡¡ Feliz año nuevo a todos !! que sea un año lleno de paz y alegría 🙏💓


2 comentarios :

  1. Es lo maravilloso de la vida!! que se vive por etapas que pasan, pero cada una nos deja lo que somos :-))))))))))
    Un saludito

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes toda la razón, Mijú. Sólo tenemos que abrirnos a lo que la vida nos trae.
      Que tengas un buen año!!

      Eliminar

Tus comentarios y propuestas son bienvenidos y dan alegría e inspiración a "Las cosas de Rocío". Gracias.