jueves, 27 de abril de 2017

La belleza empieza en tu interior. Masaje facial

¿Os acordáis del test del espejo? Como ya os prometí, os iré trayendo fragmentos del libro de belleza de Lumira (una chamana y maestra espiritual rusa), en el que nos enseña cómo cuidarnos desde dentro y desde fuera para aceptarnos y querernos a nosotras mismas y así mantener la juventud interior, que se reflejará entonces en el exterior.

Para mantener o recuperar la juventud de nuestra cara podemos emplear varios métodos con los que trabajaremos al mismo tiempo a nivel físico y mental: trabajo energético, cuidado facial natural y masajes.

Para empezar, es importante utilizar las visualizaciones para obtener así mejores resultados, por eso, hagas lo que hagas, piensa en tu cara joven y maravillosa, imagínatela tal y como deseas tenerla.


Hoy vamos a aprender el automasaje facial, nuestros músculos agradecerán un masaje diario de 5 a 10 minutos. Podemos hacerlo antes de acostarnos (o mejor dicho, de dormirnos), así, a la vez que aumentamos la elasticidad de los músculos faciales, nos quitaremos de encima las emociones estresantes que se han acumulado en la cara durante el día, y podremos relajarnos exterior e interiormente. 

Nuestros sentimientos están estrechamente relacionados con nuestra postura corporal y la expresión de nuestra cara. ¡¡Y los sentimientos pueden conventirse en costumbre!!. Si reaccionamos con enfado o rabia ante cualquier cosa y fruncimos el ceño o curvamos la boca hacia abajo, esto se gravará en nuestra cara, por eso a través del masaje facial, ejercicios energéticos y meditaciones podremos aumentar nuestra belleza exterior, pero también mejorar el estado de nuestras emociones.

Para el masaje usaremos un aceite de calidad, por ejemplo de yoyoba, de onagra de almendras o de argán. Echamos un poco de aceite en la alma de la mano y lo extendemos por la cara, el cuello y el escote.

Y ahora empezamos con el masaje:
  1.  Coloca las palmas de las manos sobre la frente y deslízalas ejerciendo presión hacia las sienes, baja lateralmente a las mejillas y luego por el cuello, hasta las clavículas. Repite esto de 3 a 6 veces.
  2. Sitúa las manos en las mejillas y estira con fuerza hacia las orejas, pasando luego por el cuello hasta las clavículas. Repite 3 a 6 veces.
  3. Coloca el dedo índice de cada mano a los lados del labio superior, y el dedo corazón entre el labio inferior y la barbilla. Acaricia alternando las manos presionando hacia los lados hasta los huesos de las mandíbulas. Repite de 3 a 6 veces.
  4. Sitúa los dedos índice y corazón de cada mano en el extremo interior de las cejas y acaricia con fuerza sobre las cejas hasta el extermo exterior. Desde ahí acaricia hacia abajo presionando ligeramente hasta debajo de los ojos. Repetir de 3 a 6 veces.
  5. Acaricia, alternando el dorso de las manos, los lados del cuello y la parte inferior de la barbilla. De 3 a 6 repeticiones.
  6. Coloca las manos sobre los ojos. Relájate. Luego acaricia hacia abajo por los lados de la cara y después presionando lateralmente el cuello hasta las clavículas.
  7. Tamborilea ligeramente con la punta de los dedos por toda la cara, el cuello y el escote. Después puedes enjuagarte la cara con agua, y si tienes la sensación de que tu cara está demasiado aceitosa puedes emplear harina de avena (simplemente muele algo de avena con el molinillo de café, humedece la cara y masajea con un poco de harina, luego te enjuagas con agua). Si haces el masaje en la cama antes de dormir y no te apetece levantarte para enjuagarte la cara, no pasa nada.
Pues nada, guapas, esto es todo para empezar. En el próximo capítulo os enseñaré los puntos energéticos de belleza. Hasta entonces practicad el masaje y veréis qué bien os sienta y lo guapas que os vais a poner.


domingo, 9 de abril de 2017

¡¡Vuelvo!! y cumplimos años. A la rica panna cotta vegana de naranja.

Querid@s amig@s, querido blog ¡¡buenas noticias!! ¡¡vuelvo!! 

Sí, tengo muchos motivos para volver, y todos son igual de importantes:
  1.  ¡¡Hoy cumplimos nada menos que 4 añazos!! (no me lo puedo creer, si parece que fue ayer cuando publiqué mi primera tarta...), ya somos mayores 😎                                   
  2. Y lo vamos a celebrar con una rica panna cotta de naranja cubierta de chocolate (ñam, ñam)
    He recibido muchas más muestras de cariño y de respeto de las que me podía imaginar, y os estoy muy agradecida a todos los que habéis tratado de darme ánimos y a los que habéis respetado mi decisión. Cada uno lo habéis hecho a vuestra manera y a través de los medios que mejor os han parecido, y es muy bonito saber que en algún lugar hay alguien que te echa de menos, que se alegra de que existas, y que de todas formas acepta que te despidas y te dice "hagas lo que hagas lo importante es que seas feliz" (...y no dejes el blog, porfa 😥). 
                                                                          ¡¡Gracias!!

    Foto: abraelazuldelcielo.blogspot.com
                                                                                                                                                                     
  3. ¡No tengo ganas de dejar el blog! Cuando escribí el último post me quedé muy mal, como si me hubiera traicionado a mi misma, era un poco como volver a comer queso o como matar una araña adrede. Mi bloguecillo....😢
Bueno, ¿hacen falta más razones para volver? 🙂

Y para celebrarlo os invito a probar la panna cotta (aunque como no se me da esto de la tecnología, no sé muy bien cómo imprimirla en 3D, así que váis a tener que hacerla vosotr@s mism@s, de modo que aquí va la receta).

300 ml nata de avena
100 ml leche de soja
100 ml leche de coco y arroz
2 puntitas de cuchillo de estevia
30 gr azúcar de abedul
80 ml zumo de naranja natural
80 gr mermelada de naranja casera
2 cucharaditas rasas de agar-agar
Esencia de naranja
100 gr chocolate negro sin azúcar 

Calentamos la nata de avena con la estevia y el azúcar de abedul. Añadimos la leche de coco y arroz, el zumo y la mermelada de naranja (si no tienes mermelada de naranja casera, puedes echar la ralladura de una naranja ecológica y 30 gr más de azúcar de abedul, pero que sea ecológica, si no está llena de sustancias químicas).

Disolvemos el agar-agar en la leche de soja y lo ponemos a hervir removiendo continuamente (consultar instrucciones del fabricante, ya que cada marca es un poco diferente). Fuera del fuego y sin dejar de remover vertemos un poco de la mezcla anterior. Poco a poco vamos añadiendo el resto de la mezcla.

A continuación repartimos la crema en tazas pequeñas o moldecitos de flan (si usáis tazas cuidad de que tengan el borde más ancho que la base y las paredes rectas porque una vez frías vamos a volcarlas). Lo metemos en la nevera durante una hora por lo menos hasta que se cuaje.

Una vez cuajadas les pasamos con cuidado un cuchillo por los bordes para que entre aire y las servimos en platitos individuales.

Por último derretimos el chocolate al baño maría, lo cual es un acto meditativo de inmensa paciencia, ya que si ponemos el agua demasiado caliente para que se haga más rápido, lo que conseguimos es que se corte el chocolate, y miraremos con horror cómo se convierte en una masa espesa y grasienta que no sirve para nada (excepto para comérnosla a cucharadas por el cabreo y la frustración de que se nos haya cortado).

Ahora sólo tenemos que cubrir las panna cottas con el chocolatillo y decoramos al gusto, por ejemplo, con un pegotito de mermelada.

¡Y ahora a disfrutar de la panna cotta, del cumpleblog y de que no os libráis de mí tan fácilmente! 😊