Y si encima tenemos un buen pan, sabroso, sano y fácil de hacer en casa, pues ¿que más quieres Baldomero?
700
gr harina integral de espelta
40
gr levadura fresca
425
ml agua templada
2
cucharaditas de sal
1
cucharada de aceite de girasol
Opcional:
pipas de girasol o de calabaza, sésamo, semillas de linaza
En
un cuenco grande echamos la harina, hacemos un huequecito en el
centro y ponemos levadura previamente diluida en un poco de agua. Lo
tapamos con un poco de harina dejamos reposar 5 minutos.
Luego
echamos el resto de los ingredientes y amasamos con las manos sobre
la encimera. Si es necesario rectificamos de agua. Debe quedarnos una
masa moldeable que no se pegue a las manos. Amasamos hasta que al
empujar la masa un poco con un dedo la masa tienda a recuperar la
forma. Probad y entenderéis lo que quiero decir.
Ponemos
la masa de nuevo en el cuenco. Lo metemos en una bolsa de plástico
grande y dejamos que suba en un lugar cálido durante una hora.
Pasado
este tiempo volvemos a amasar un poco y echamos las semillas elegidas
(o simplemente dejamos tal cual). Cogemos pellizcos de masa y
formamos bolas del tamaño
que queramos los bollitos (teniendo en cuenta que volverán a subir y
que se aplastan. A mí me salen 12). Colocamos las bolas en una
bandeja de horno cubierta con papel de hornear. Cubrimos de nuevo con
la bolsa de plástico cuidando de que no toque los bollitos, si no no
subirán (yo uso dos bolsas). Y volvemos a dejarlo reposar durante
media hora.
Precalentamos
el horno a 200° y metemos los bollitos durante unos 20 minutos.
Estarán listos cuando al golpearles la parte de abajo suene a hueco.
Dejar
enfriar antes de comerlos.
Si preferís podéis hacer un sólo pan, en vez de bollitos, en ese caso lo mejor es poner la masa, una vez que ha subido por primera vez, en un molde largo previamente engrasado y enharinado, y lo dejáis subir aproximadamente 45 minutos. El tiempo de cocción será algo más largo, una media hora. Yo suelo sacar el pan del molde y lo dejo cinco minutos más en el horno para que se endurezca la corteza por todos lados. El pan estará listo cuando suene a hueco.
Y preparad el aceitillo, que recién hechos están para morirse de buenos.
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