martes, 29 de octubre de 2013

Tartitas de manzana - Veganiza al chef

Hace un montón de tiempo que quiero volver a participar en Veganiza al Chef un evento gastronómico muy interesante consistente en veganizar recetas de cocineros famosos que mensualmente nos proponen (para los que aún no lo sepáis) Noemí (Cocina de Nihacc) y Alba (Mi vida con un vegano), dos blogs magníficos con recetas super interesantes y que me inspiran muchísimo. 

Bueno, pues Veganiza al Chef cumple un año y este mes me imagino que va a estar a tope, ya que aparte de que la receta es muy sencilla (la easy apple tart de Donna Hay, o sea, la tarta fácil de manzana), sortean unos packs de regalos veganos y artesanos muy bonitos.

Y yo no sé cómo me las he arreglado este año, que desde el capón relleno cada vez que iba a participar ya no me daba tiempo, no tenía los ingredientes en casa o me pillaba una mudanza (y cosas por el estilo), ¡vaya lío!

Vale, pues ya no me enrollo más y aquí está mi versión (en miniatura y con variaciones) de la tarta fácil de manzana:


2 manzanas rojas pequeñas
1 cucharadita de canela en polvo
1 puntita de cuchillo de estevia
2 cucharadas de aceite de girasol o de oliva
1 placa de hojaldre vegano
1 puñado de almendras picadas
1 cucharada de aceite
1 pizca de estevia

Encendemos el horno a 200°.

Lavamos las manzanas, les quitamos el corazón y las cortamos en láminas finas. Mezclamos bien las manzanas en un bol con la estevia, la canela y el aceite.

En un cacharrito aparte mezclamos las almendras con una pizca de estevia y 1 cucharada de aceite.

A continuación extendemos la placa de hojaldre y la cortamos en cuadrados ( a mí me salieron 8). Ponemos los trozos de hojaldre sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear y las pintamos con un poco de aceite para que queden brillantes.

Luego repartimos las rodajas de manzana sobre el hojaldre, y por último les damos el toque final repartiendo sobre las manzanas unos pegotitos de la mezcla de almendras picadas.

Las metemos en el horno precalentado, y después de unos 20 minutos (o hasta que se vea que están doraditas) nos preparamos a disfrutar, ¡pero sin quemarse!






viernes, 25 de octubre de 2013

Cuadros de ajedrez


Hace unos años, antes de dedicarme a las mariposas, se me ocurrió hacer una serie de cuadros acerca del tema del ajedrez. Todo ocurrió, como tantas cosas en la vida, de "casualidad" (¿existen en realidad las casualidades?). Le había pintado un cuadro a una persona muy querida y gran ajedrecista por su cumpleaños, luego probé con otro en otra técnica totalmente distinta, y me fui entusiasmando.

Poco después se me presentó la oportunidad de exponer mis cuadros de ajedrez en el marco del XXVII Torneo Intercontinental de Ajedrez Ciudad de Linares en la galería de arte Eduma bajo el título "Art Ajedrez". Incluso me hicieron entrevistas y me sacaron en la prensa (¡vaya nervios!). Fue super divertido, era como representar un papel en el gran teatro del mundo.


Aquí estoy con algunos "peces gordos"
 
Y entonces me dí cuenta de que sin notarlo me había metido en un tema apasionante en el que le daba la vuelta de campana a la imagen blanco-negro, rígida y lineal del ajedrez. Había creado obras multicolores, con lineas redondas y enmarañadas. Me había metido en la mente del ajedrecista, expresando procesos de pensamiento, jugando con la psicología del color y el carácter de cada pieza. Me quedé pasmada de mí misma y de lo que salía de mis pinceles.

Y para que os hagáis una idea he escogido un cuadro de cada serie. 

Serie reflexiones

Serie marañas

Serie paisajes





Ahora tengo mucha ilusión porque es posible que vuelva a poder exponer mis cuadros de ajedrez, pero antes de echar las campanas al vuelo prefiero esperar, y pintar más cuadros de ajedrez, que de pronto me han entrado muchas ganas. (Las mariposas se han echado a dormir para pasar el invierno).









miércoles, 23 de octubre de 2013

Paté de espelta verde

Haciendo una excepción voy a colgar dos recetas saladas seguidas, y es que hoy es un día muy especial porque mi amiga Mariam de La Tetera Verde (que por cierto, es un blog muy recomendable, con mucha sensibilidad y humor, como su creadora) ha colgado en su blog una receta muy rica y exótica que preparamos una vez en su casa aprovechando que yo llevé espelta verde. Esperemos que pronto también se puede comprar en España.

Mi foto no es tan bonita como la de Mariam, pero es que la hice entre plato y plato que iba preparando para la fiesta de los vecinos
¼ kg espelta verde o trigo molido grueso
2 cebollas medianas
100 gr avellanas molidas
Mejorana u otra hierba aromática, como orégano o albahaca
100 gr de margarina vegana
Aceite de girasol o de oliva
Agua
Sal

Cocemos la espelta verde (o el trigo) en ½ litro de agua con sal.

Picamos las cebollas muy finas y las freímos con un poco de aceite hasta que estén transparentes (si cogen un color doradito le darán un saborcillo muy especial, pero ya digo, doradito, no quemadito).

Por último mezclamos la espelta (o trigo) con la cebolla, la margarina a temperatura ambiente, las avellanas molidas, la mejorana y un poco de agua (si hiciera falta) hasta que quede una pasta cremosa y homogénea.

Servimos el paté con pan integral tostadito o podemos usarlo para rellenar champiñones u hojas de col. Un alumno mío de un curso de cocina se lo comía con los dedos J.



lunes, 21 de octubre de 2013

Brazo de gitano con pisto

Como ya os prometí hace unas semanas, os voy a revelar la receta del brazo de gitano.

En casa era un plato normal y muy fácil, porque mi madre lo rellenaba de salsa de tomate con atún. A mí se me ocurrió la versión para fiestas un día que invité a comer a unos vecinos granjeros (sí, de esos que tienen vacas y comen carne tres veces al día). Tenía que ponerles algo original, vistoso y que les pudiera gustar (ya sabéis, los típicos retos que se pone una). No puedo decir que cayó hasta "la última miga" (y no porque no tenga miga, je, je) porque me salió enorme y además había hecho comida para un regimiento, pero a la hora de repartir los restos la granjera se llevó un buen trozo para su marido (que no pudo venir a la fiesta porque una vaca estaba de parto) y dijo que seguro que le gustaba ("buena señal", pensé)


Bueno, pues vamos a por la receta:

Puré:             
2 ó 3 patatas grandes (aprox. 1 kg)
Leche de soja
Nuez moscada
Sal
1 cucharada de aceite

Pisto:          
2 calabacines 
1 berenjena grande
2 pimientos verdes
1 cebolla grande
500 ml tomate triturado
Aceite de girasol o de oliva


Soyanesa:   
50 ml leche de soja a temperatura ambiente
200ml aceite de girasol
50 ml aceite de oliva
Zumo de medio limón
Sal

Primero hacemos un pisto con la verdura. Lo mejor es picar todos los ingredientes en daditos pequeños y ponerlos en recipientes separados. 

En una sartén grande freímos la cebolla a fuego lento hasta que quede transparente luego añadímos los pimientos, removemos y dejamos que se hagan durante unos minutos. A continuación agregamos los calabacines y las berenjenas. Dejamos cocer removiendo de vez en cuando. Por último echamos el tomate triturado, mezclamos bien y sazonamos con sal. A los pocos minutos apartamos del fuego y reservamos.
 

Mientras se van haciendo las verduras ponemos a cocer las patatas enteras (o cortadas por la mitad si son muy grandes). Cuando estén tiernas las pelamos (con cuidado de no quemarnos los deditos) y las pasamos por un pasapuré. Es importante no cometer el error de meterles la batidora, porque se rompe la estructura del almidón y nos quedará una masa pegajosa. Una vez pasadas las patatas añadimos una cucharada de aceite, un chorrito de leche de soja y sazonamos con sal y nuez moscada. Debe quedarnos un puré compacto pero suave que no se pegue a los dedos.

Ahora cogemos un paño de cocina limpio y extendemos el puré formando un rectángulo grande de 1 cm de grosor más o menos. Distribuimos el pisto por toda la superficie y enrollamos con cuidado, dejando que el lado más largo sea el que determine el largo de nuestro brazo de gitano. Con mucho cuidado y destreza (sobre todo destreza) y ayudándonos del paño (y si es posible también de otra persona) pasamos el brazo de gitano a una fuente alargada.


Por último hacemos la soyanesa. Es importante que la leche de soja esté a temperatura ambiente y empezar con poca leche. Poquito a poco añadimos el aceite, empezando por el de girasol y sin dejar de batir a velocidad alta. Lo mejor es subir y bajar la batidora continuamente para que la emulsión coja aire. Cuando tome algo de cuerpo agregamos el aceite de oliva, por último añadimos el zumo de limón y la sal. No echéis todo el zumo de una vez, es mejor poner poco y rectificar que pasarse. Para el brazo de gitano necesitamos una soyanesa cuajadita pero cremosa. Si vemos que está demasiado espesa añadimos un chorrito de leche de soja y seguimos batiendo. Cuando esté lista untamos el brazo de gitano con la soyanesa y lo podemos decorar con flores (por ejemplo capuchinas o flores de borraja, que son comestibles), tallos de perejil, zanahoria, alcaparritas o lo que se os ocurra.


Es un plato algo laborioso (más que nada porque hay que hacer un pisto), pero muy decorativo para fiestas, aparte de práctico, porque se puede preparar incluso el día antes y cubrirlo de soyanesa poco antes de servir.

La soyanesa en sí no es difícil, pero hay que cogerle el truco, y si se os corta os ponéis en contacto conmigo y os revelo el "secreto" para salvarla. Os aconsejo no intentar experimentos echando más aceite y cosas por el estilo, porque no funciona y al final tenéis enormes cantidades de soyanesa cortada, que en el mejor de los casos os puede servir para aliñar ensaladas durante una semana ;-)


martes, 8 de octubre de 2013

Cosmética natural en "Lush"

El otro día fui a comprarme algunas cosas de cosmética que necesitaba y como además tenía puntos acumulados me dije "antes de que me caduquen voy a canjearlos". Podía elegir entre varios productos, de los que sólo me interesaba la crema de la cara. Bueno, pues cual no sería mi sorpresa que van y me dicen que ya no la hacen. Yo insistía: "pero si me venía muy bien y era bio y sin parabenes". "No, lo siento, estamos sacando continuamente productos nuevos y esa crema ya no se hace". Punto.

>:-(( No sé si existe este símbolo, pero quiere decir "pedazo de cabreo". Cada vez que un producto me gusta o me va bien van y lo quitan.¿Conocéis esa situación?, ¿y ese cabreo sordo que te hace decir "ya no compro más aquí"?

Pero como no hay mal que por bien no venga, una amiga que me acompañaba me llevó a una tienda que de hecho ya había visto muchas veces desde fuera, pero nunca se me ocurrió entrar para algo más que para oler (y es que huele de maravilla!).


Se trataba de Lush Málaga en calle Nueva 10, abierta de lunes a sábados de 10 a 21 horas. Aviso: La tienda de Málaga la han quitado :-((. Menos mal que aún hay en muchos otros lugares y también online

La chica que nos atendió fue super amable y me dió unas muestrecitas de cremas en unos botecitos que se pueden devolver y reciclar. Me contó que una gran parte (el 80%) de los productos son veganos y que ellos mismos también son vegetarianos.

Los productos son naturales, orgánicos y hechos a mano. Además no sólo no están testados en animales, sino que rechazan el maltrato animal y apuestan por una política verde, practicando el reciclaje y en contra del aceite de palma. Si os interesa saber más podéis pinchar aquí. Y no sólo está en Málaga, sino que incluso es internacional.

Es una pena que los blogs todavía no tengan la función "oler", pero con la vista también se disfruta.



Casi tendría que darle las gracias a mi tienda antigua por eliminar los productos que me gustan, así he descubierto esta alternativa. 

Ah!, y no es que me den comisión por anunciarles, pero cuando encuentro algo que me gusta, pues se lo digo a otros y así podemos disfrutarlo todos :-).

miércoles, 2 de octubre de 2013

Mantel de hojas

Seguro que conocéis las situación: El día tal se casa tu amig@, tu prim@ o tu compañer@ de trabajo. Y os hacéis la típica pregunta, ¿y ahora qué le regalo? 

Lo mismo nos pasa por Navidad, en los cumpleaños o en alguna ocasión de "amigo invisible". Eso de regalar está a la orden del día, pero estáis cansados del libro, la planta o el típico adorno que luego no se sabe dónde poner.

Las tiendas a tope de objetos más o menos útiles y originales, pero no, eso no es lo que quiero regalar.

A mí me encantan los regalos personales y si son de artesanía y self-made (o sea, de fabricación casera) pues tanto mejor. Claro que dan más trabajo, pero i¿y lo bonito que quedan?!, y luego siempre queda en el recuerdo: "esto me lo regaló Rocío".

Bueno, pues precisamente hace poco se me presentó una situación de esas y después de darle muchas vueltas y barajar si regalo un ángel o un carillón, se me ocurrió hacer el regalo yo misma y eché mano del mantel de hojas.




Hacía siglos que no pintaba uno, y ya casi se me había olvidado la trabajera que me dá, pero salen tan bonitos que no me pude resistir a la idea de volver a hacer uno. La "peor parte" vino luego con los dobladillos, pero ese es otro cantar (igracias mamá!, no sé qué hubiera hecho sin tí ☺).